1- La comunicación no está funcionando bien: Incluso aunque no sea el problema principal, siempre está presente. Suele haber una enorme distancia entre lo que una de las partes quiere expresar y lo que está llegando. Y encima, la culpa de no “entender” se carga sobre quien recibe el mensaje. Sin embargo, la primera premisa de la comunicación humana es que es quien emite el mensaje quien debe revisar como está haciéndolo. Unas pautas para comunicar bien pueden mitigar mucho o del todo los conflictos de pareja.

2- Agotamiento, cansancio físico y/o psicológico. Ocurre con frecuencia que tras meses o años de malos entendidos nos encontramos exhaustos/as. También puede haber un trabajo que nos agote física o mentalmente y nos deje sin energía. Si estamos bajas/os de “batería” y no ponemos primero solución a esto, nuestras relaciones se convierten en una mendicidad de atención/amor, sea en modo “pobre de mí” o “agresivo”. Ninguna relación aguanta así demasiado tiempo.

3- Una tercera persona se metió por medio: de modo real o imaginario la puerta pareció quedar entreabierta y la relación íntima entre la pareja se debilitó por la llegada de alguien que intuyó el hueco para entrar con sus propios intereses. Este problema incluye no sólo exparejas o pretendientes que buscan relación amorosa, sino también miembros de la familia extensa como padres y madres, hermanos y hermanas, hijos de esta pareja o de parejas anteriores, etc. Una de las soluciones es aumentar el “pegamento” que une a la pareja y dejar claro a las demás personas quién está primero. Una manera de simplificar este mensaje puede ser una ceremonia de boda, aniversario, etc.

4- La relación no está clara: En un mundo tan diverso, con tantos modelos de relación, es frecuente que cada una de las partes haya imaginado y proyectado un compromiso diferente en su cabeza. Puede llegar un momento que todos estos acuerdos implícitos colapsen y sea el momento de ser más explícitas/os sobre lo que cada parte espera de la pareja.

5- Uno o ambos miembros de la pareja no está bien psicológicamente: Por ejemplo tiene celopatías, Trastorno obsesivo compulsivo (TOC), depresiones, adicciones, fobias, Trastorno de la personalidad, etc. En este caso es el/la afectado/a quien tiene que ponerse manos a la obra y mejorar, no siempre es posible solucionarlo completamente a corto plazo y entonces se deberá valorar si la relación es posible como está o hay que reconsiderarla.